Con este texto sobre las celebraciones mundialistas en Madrid, Con Ojos Latinos termina, por ahora, su ciclo futbolero. Seguramente, en un futuro cercano, otros eventos deportivos merecerán la particular mirada de este blog.
Por Moisés Martínez*
Moisés nos cuenta en este post cómo vivió, y sigue viviendo, Madrid la Copa del Mundo. Historia de una celebración caótica vista Con Ojos Latinos.
Madrid no pudo con el primer campeonato mundial ganado por España. No pudo con el júbilo, desenfreno, alegría y caos que millones de madrileños expulsaron de sus almas y corazones luego que el árbitro inglés Howard Webb dio por finalizado el tiempo extra que se jugaba contra Holanda. Cinco minutos antes, ya todo el Paseo de la Castellana y el Paseos Recoletos eran ríos de euforia humana luego del gol de Andrés Iniesta, quien ha pasado de ser el héroe del mejor club de fútbol del mundo (El Barcelona) a ser el héroe de la mejor selección de fútbol del mundo.
Cuando se escuchó el pitazo de Webb estalló el caos jubiloso. Millones se abrazaron, amigos con amigos, novios con novias, desconocidos con desconocidos, no importaba. Muchos jóvenes y viejos cayeron al suelo llorando. No lo podían creer. 80 años de frustraciones futbolísticas estaban siendo expulsados de una sola vez, con la fuerza de una erupción volcánica. Y cuando esto es así, todo puede pasar. Cosas curiosas, como un transexual bailando con sus pechos descubiertos en medio de la Plaza Cibeles, poder correr por las normalmente transitadas avenidas que conectan la Gran Vía, Puerta del Sol o las Puertas de Alcalá sin preocuparse por ser arrollado. No había razón para preocuparse. Era imposible conducir un vehículo dentro de estas calles. Estaban tomadas por los madrileños.