8 de julio de 2010

Celebraciones mundialistas desde Holanda


Fotografía tomada del portal en español de Radio Netherlands. Los holandeses ya sueñan con su primera copa mundial.

De Holanda en tiempos de Copa

Por Fidel Valega*

Fidel Valega es quien escribe este post mundialista. Un latinoamericano, que desde Holanda cuenta cómo ha visto vibrar al país europeo por el paso de su Selección a la final de la Copa Mundial. Relato futbolero Con Ojos Latinos.
La Copa del Mundo en los Países Bajos ha sido y sigue siendo una locura. Prueba de ello es la resolución que tomó la actriz porno Bobbi Eden —junto con algunas de sus colegas— de practicar fellacio a todos sus seguidores en Twitter si la Naranja Mecánica es campeona este domingo.

Los holandeses son aficionados de primera clase al jogo bonito. Acompañan en cuerpo y alma a su Selección adonde quiera que vaya, asisten a los partidos tanto amistosos como oficiales siempre en compañía de familiares o amigos. Y por supuesto disfrutan de los cotejos bebiendo bastante cerveza.



Desde el 11 de junio soy testigo de cómo el país entero se ha vestido de naranja con cada partido de su Selección. También desde mucho antes, los supermercados, tiendas de souvenirs y almacenes de cadena han vendido sombreros, camisas, banderas, posters, pelucas y cualquier tipo de adorno para el carro, la casa o el escritorio, con el color naranja como protagonista, el color nacional.

El patriotismo, así como la satisfacción de tener a un equipo ganador, se respira en todo lugar. A los bares con televisores, como es de esperarse, acuden cientos de personas no importando estar en pie durante los 90 minutos de juego. Aquel menos afortunado que, por falta de organización, viajes o simplemente casualidad, se encuentra en una estación de tren tendrá, al escucharse el pitazo inicial, un puesto asegurado en algunas de las tarimas instaladas para que nadie se quede sin ver a su Selección, sin perderse un solo minuto del espectáculo. Tampoco falta la linda chica que se acerca con una delicada sonrisa ofreciendo gratis alguna bebida refrescante, patrocinada por las compañías colosales.

El entusiasmo no para allí. Si bien en esa épica partida del martes contra Uruguay se reunieron más de 40 mil personas en la Museumplein, en Ámsterdam, cerca de 12,3 millones de personas vieron el juego en vivo por TV, lo que lo ha convertido en el programa más visto en la historia de la televisión holandesa, según anunció el el canal NOS TV. Inclusive aquí, en la Universidad de Delft, se apreciaba desde el comienzo mismo del Mundial y antes de las vacaciones veraniegas a un sin número de estudiantes y trabajadores cesando sus habituales labores para ver en las salas de audiovisuales los juegos de los naranjas, presintiendo con pocas dudas que volverían los tiempos de gloria de 36 años atrás.

Hasta los más escépticos académicos, que otrora perdieron la confianza tras las decepciones pasadas, se han encontrado con el renacimiento de viejas emociones de las cuales es casi imposible escapar y de las que todos nos vamos contagiando.

Las celebraciones han estado movidas, pero lo mejor está por venir. He visto fuegos artificiales, mucha gente tirándose en los canales, subiéndose a los postes de luz y hasta arrestos en La Haya por obstrucciones al espacio público. Y reitero que lo mejor debe estar por venir porque Holanda es un país acostumbrado a ganar, a pesar de nunca haber salido campeón del mundo.

En el 74 y 78 el equipo que comandaron Cruyff y Neeskens, respectivamente, estuvo en ambas finales contra Alemania y Argentina, pero viajando de regreso con las manos vacías. Ámsterdam ya se prepara para darle la bienvenida a un equipo ganador. Ya hay preparativos para recibir a los jugadores y al técnico Van Marwijk con la Copa en las manos. Se esperan fiestas sin parar y procesiones alrededor de los canales si el equipo resulta vencedor.

Los holandeses quieren saldar la cuenta pendiente que tienen en las finales mundialistas. Quieren aclamar, y con derecho, de ser suya la invención de ese sistema táctico que encantó al mundo en los 70, que usan muchos equipos actualmente pero en donde el dueño y creador nunca ha sido recompensado.

Todo está dado. Sólo resta esperar que este domingo 11 de julio la Naranja Mecánica se imponga para conocer el verdadero derroche neerlandés. Como ya ha dicho mi padre, quien visita por primera vez Holanda y nunca ha estado en un Mundial: "cuán grandioso sería estar pisando el suelo de los campeones del mundo cuando levanten la Copa".

Delft, 8 de julio de 2010.

* Fidel Valega es un barranquillero que reside en Holanda. Es profesor de la Universidad de Delft.

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