27 de septiembre de 2009

El controvertido color de la reforma a la salud


El color de piel de Barack Obama vuelve a ser protagonista en la agenda mediática estadounidense. Si bien comenzó siéndolo desde que sonó como firme candidato para suceder a George W. Bush en la presidencia, la atención que ha acaparado recientemente ha sido mayor.

En esta ocasión la palabra hito está ausente. No hace falta recordar que el presidente número 44 de los Estados Unidos ya hizo historia al ser el primer hombre de raza negra en llegar a la Casa Blanca.

Esta vez la piel de Obama le está recordando a los norteamericanos la que parece ser su gran asignatura pendiente: el racismo.

18 de septiembre de 2009

La mala educación en tres actos

Dos días antes de jurar como presidente de los Estados Unidos en Washington, Barack Obama recorrió en tren las ciudades cercanas y pronunció discursos de menos de media hora en cada una de ellas. Aquí, tras su paso por Wilmington, en el estado de Delaware, confluyeron admiradores y detractores. Estos dos hombres mostraron su desacuerdo mediante este cartel. Los locales no dudaron en descalificarlos y gritarles orgullosos el color de piel del entonces electo presidente.

I
Joe Wilson: You lie! (Mientes)
Congreso: uhhhhhh
Barack Obama: That's not true! (No es verdad)

11 de septiembre de 2009

Y tú, ¿qué hacías el 11 de septiembre?

Melora Davis recuerda muy bien qué estaba haciendo la mañana del 11 de septiembre de 2001.

Cuando el primer avión impactó la torre norte del World Trade Center en Nueva York, esta mujer entrada en los 80 estaba en la cocina de su casa, aquí en Newark, Delaware.

Mientras intentaba dejar todo en orden para salir horas más tarde a trabajar en la universidad local, ignoraba que su país era víctima de un ataque. Al igual que el resto de estadounidenses, desconocía también que detrás de los hechos estaba el todavía fugitivo Osaba Bin Laden.

Eran más de las 8:45. 

7 de septiembre de 2009

Celebran que tienen trabajo

Cada 7 de septiembre, los estadounidenses celebran el Día del Trabajo. A diferencia de Latinoamérica y Europa, que hacen lo propio cada 1 de mayo, los norteamericanos realizan una pausa en su rutina laboral el primer lunes de cada septiembre para darle paso a su Labor Day.

El ambiente de hoy es particular. Acostumbrada a sentir la velocidad que caracteriza la vida cotidiana de este país, es interesante ver como la rutina de un lunes es lenta. Bancos cerrados, calles sin mayor congestión vehicular, y colegios y universidades vacías. Justo hoy puedo abrir mi ventana y no aturdirme con el ruido propio de las sirenas policiales ni de las cornetas del transporte público.

Además de las tradicionales marchas que los sindicatos, labor unions, organizan en todo el país, la celebración de hoy tiene el miedo como componente adicional. Años anteriores -le escuché decir a una pareja de norteamericanos-, los ciudadanos hubiesen estado dichosos de descansar y no tener que ir a trabajar. Sin embargo, en épocas económicamente hostiles como las actuales es mejor tener los pies y las ganas bien puestos en el sitio laboral, y dejar las vacaciones para después.

6 de septiembre de 2009

Origen

La aventura comenzó hace 10 meses en Newark, una pequeña ciudad universitaria en Delaware. Allí, en el segundo estado más pequeño del país del Norte tuve mis primeros acercacimientos a la cultura norteamericana. Primero, como estudiante del instituto de idiomas de la Universidad de Delaware, y ahora como primípara de Diseño Multimedia en una institución tecnológica.

Vivo en una población pequeña, que en temporada académica alcanza los 30 mil habitantes, y en época vacacional solo roza los 15 mil. Sin duda, los estudiantes son la vida de este 'pueblito de sueños' porque cuando ellos no están, la ciudad se llena de fantasmas. A los universitarios es común verlos merodeando durante el día y parte de la noche con sus computadores portátiles, imprimiéndole mundo académico a los cafés y restaurantes, cargando libros en sus bicicletas y haciendo ruido con sus estéreos cuando deciden tomarse la noche en una sola rumba.

Desde aquí los sueños parecen no tener límites. Desde aquí todo parece posible porque en medio de tanto ambiente académico y cultural es casi imposible no contagiarse, ilusionarse y seguir desplegando las alas cada vez más y más.

Sin embargo, dejadas atrás las emociones propias que produce un país completamente diferente al mío (soy colombiana y desde octubre de 2008 salí a perfeccionar mi inglés como segunda lengua), continúo intentando comprender el American lifestyle. Todavía trato de encontrarle sabor a los jugos embotellados, a la leche (a veces insípida) y a los huevos. Aún sigo en busca de una explicación al acelere colectivo que tanto caracteriza a quienes aquí viven: todos anda a mil, ensimismados en sus problemas y preocupaciones. Todavía no encuentro el abrigo necesario para cuando el frío de invierno, nuevamente, llege a calar hasta los huesos.

Comencemos entonces a revelar juntos cada fotograma de esta caja de pandora.






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