8 de julio de 2010

Celebraciones mundialistas desde España



Foto tomada del portal Superluchas.net. Españoles celebran el paso a la final de su Selección en la Plaza Castillo, durante el segundo día del Festival de San Fermín en Pamplona.

La Furia Roja abre el corazón de España

Por Moisés Martínez*
Moisés Martínez es quien escribe este post mundialista. Un latinoamericano, que desde España cuenta cómo ha visto vibrar al país europeo por el paso de su Selección a la final de la Copa Mundial. Relato futbolero Con Ojos Latinos.
 ¡A por ellos, joooder!, ¡A por ellos, joooder!, era el cántico más entonado en los principales puntos de Madrid. La capital y toda España reventó de alegría con el paso de su Selección, por primera vez en la historia, a la final de un Mundial de fútbol. Desde ya los españoles sentencian el destino de su rival, Holanda, último obstáculo para conseguir la oficialmente llamada Copa Mundial de la Fifa, trofeo que se les ha negado toda la vida, pese a su tradición futbolística, a ser anfitriones todos los años de la Liga de las Estrellas y a contar con los dos clubes de fútbol más populares del planeta: El Real Madrid y el Barcelona.



Cada victoria de la Furia Roja, como popularmente se le conoce al seleccionado español, ha significado el colapso del transporte en Madrid y un caos que, a medida que el Mundial avanza, se vuelve de mayores dimensiones. Todo está permitido, aunque no esté permitido. Las autoridades no pueden hacer nada. El Metro se paraliza, las principales fuentes de la ciudad se convierten en inmediatas piscinas públicas (Cibeles, El Neptuno, Plaza de El Sol) y, literalmente, podés hacer lo que se te venga en gana.

Se puede abrazar a quien uno quiera, tomarse fotos con absolutos desconocidos, beber con ellos, bailar con quien se tenga primero a la mano e incluso, si se tiene suerte y se aprovecha el momento correcto, besar a la chica de tu lado, a pesar de que no la hayas visto nunca en tu vida —fiel testigo de esto es una sorprendida compañera becaria que todavía no se recupera del shock de ser besada de golpe por un absoluto desconocido—. Podés hacer lo que se te venga en gana, ¡hey!, España está por primera vez en una final. Eso no pasa todos los días. ¡Ups!, perdón, nunca había ocurrido.

Siendo testigo neutro de toda esta euforia, podría decir que todo hace parte de las consabidas y mil veces descritas pasiones que provoca el fútbol. Pero, en el caso español es distinto. No estamos hablando solamente de orgullo deportivo. Este caldero que está a punto de reventar está siendo hervido por llamas sociológicas, económicas y políticas. Todas vinculadas entre sí.

Un país con profundas heridas divisionistas encuentra por primera vez un estandarte que comparte y proclama como suyo. La crisis económica tiene a este país postrado y a su gente frustrada y estresada. La manera perfecta de expulsar esta frustración es gritando y celebrando un gol de Villa o Puyol.

En momentos en que el Gobierno acaba de anunciar los recortes sociales más drásticos de los últimos años, el presidente Zapatero está apostando a que un triunfo en el Mundial sea el bálsamo perfecto para una población herida y molesta por las impopulares medidas. Y esto no lo digo por decir. Toda España está clara de esta apuesta política. Se hace mofa de esto, diciéndose que antes de preguntar por el comportamiento del Ibex, el Presidente primero consulta sobre la situación de la Furia Roja. Pero como todo se vale en la fiesta del fútbol, a nadie en realidad le importan las preocupaciones del Presidente. Y esto aún no acaba. Como me dijo un colega español, riéndose de mi evidente cara de sorpresa al presenciar todo el desmadre ocurrido con la victoria sobre Alemania: “Je, je, venga tío. Esto no es nada. Espera a ver cómo se va poner este follón cuando ganemos la Copa”…


* Moisés Martínez es un periodista nicaragüense. Vive en Madrid desde hace 5 meses como becario del Programa Balboa para periodistas latinoamericanos, impulsado por la Fundación Diálogos.

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