14 de julio de 2010

Yo estuve en Madrid celebrando la Copa del Mundo

Con este texto sobre las celebraciones mundialistas en Madrid, Con Ojos Latinos termina, por ahora, su ciclo futbolero. Seguramente, en un futuro cercano, otros eventos deportivos merecerán la particular mirada de este blog.



Por Moisés Martínez*


Moisés nos cuenta en este post cómo vivió, y sigue viviendo, Madrid la Copa del Mundo. Historia de una celebración caótica vista Con Ojos Latinos.

Madrid no pudo con el primer campeonato mundial ganado por España. No pudo con el júbilo, desenfreno, alegría y caos que millones de madrileños expulsaron de sus almas y corazones luego que el árbitro inglés Howard Webb dio por finalizado el tiempo extra que se jugaba contra Holanda. Cinco minutos antes, ya todo el Paseo de la Castellana y el Paseos Recoletos eran ríos de euforia humana luego del gol de Andrés Iniesta, quien ha pasado de ser el héroe del mejor club de fútbol del mundo (El Barcelona) a ser el héroe de la mejor selección de fútbol del mundo.

Cuando se escuchó el pitazo de Webb estalló el caos jubiloso. Millones se abrazaron, amigos con amigos, novios con novias, desconocidos con desconocidos, no importaba. Muchos jóvenes y viejos cayeron al suelo llorando. No lo podían creer. 80 años de frustraciones futbolísticas estaban siendo expulsados de una sola vez, con la fuerza de una erupción volcánica. Y cuando esto es así, todo puede pasar. Cosas curiosas, como un transexual bailando con sus pechos descubiertos en medio de la Plaza Cibeles, poder correr por las normalmente transitadas avenidas que conectan la Gran Vía, Puerta del Sol o las Puertas de Alcalá sin preocuparse por ser arrollado. No había razón para preocuparse. Era imposible conducir un vehículo dentro de estas calles. Estaban tomadas por los madrileños.



Pero también reinó el caos. El vandalismo fue parte de la fiesta. Desde actos sin mucho peligro, como las decenas de bengalas rojas que se encendieron por las principales plazas de Madrid, pasando por las constantes peleas, la destrucción de rótulos publicitarios, el derribo de los contenedores de basura, y daños al transporte público, tanto en los buses como en el metro.

El colapso no se hizo esperar. Debido a la euforia madrileña, todos los servicios de transporte, incluyendo los que de forma especial se dispusieron para precisamente facilitar el traslado de los miles de hinchas que verían el juego en las pantallas gigantes colocadas en las avenidas emblemáticas, fueron suspendidos o desviados, lo que ocasionó a quienes buscaban irse temprano a celebrar en sus casas tener que esperar horas y horas para poder movilizarse.

Pero estos son problemas de pequeña índole. Incluso el vandalismo no alcanzó las categorías de disturbios callejeros como ha ocurrido en Santiago de Chile cuando hay celebraciones futbolísticas. Las verdaderas preocupaciones apuntan hacia aspectos que sobrepasan lo deportivo.

El Gobierno ya está dando sus primeras pasos. En una entrevista que el jefe de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, brindó luego del partido final insistió en la unidad del pueblo español, siendo la selección el corazón de esta alianza, que trata de sanar esas fracturas que tanto le duelen al país ibérico.

Una unión que está más latente que nunca. El canto de ¡Yo soy español!, ¡español, español, español! está más vigente que ningún escudo o bandera de una comunidad autónoma. Incluso se pudo escuchar en Madrid, y también se transmitió desde Bilbao, a personas cantando ¡yo soy vasco español, español, español! Impensable.

Todo es bienvenido con tal de que sirva para ayudar a mejorar este país. Si el fútbol va unir a España, en hora buena. También si aleja del diario pensamiento de sus habitantes el tema de la crisis económica. Por eso en estos momentos en España todo es permitido y tolerado. Se entiende cuando un capitán como Iker Casillas se desploma como niño llorando luego de escuchar el pitazo final. Incluso el país se enternece cuando ve a Iker besando a su novia, la periodista Sara Carbonero, en medio de una entrevista en directo que ella le hacía. Nada de eso preocupa. Nada de eso molesta. Porque esto apenas es el principio.

España está de fiesta brava. Y conociendo cómo les gusta a los españoles la fiesta, ésta va a durar su buen tiempo. No se les puede culpar. No se gana un Mundial de fútbol todos los días.



* Moisés Martínez es un periodista nicaragüense, que vive en Madrid desde hace 5 meses como becario del Programa Balboa para periodistas. Esta iniciativa de la Fundación Diálogos busca mejorar la calidad del periodismo latinoamericano capacitando, durante 6 meses, a un selecto grupo de profesionales en algunas salas de redacción españolas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, tatiana, soy Nelson, de este lado el charco, COlombia, que he estao leyendo tu blog por casualidad (buscaba un par de cosas para un texto que debo hacer sobre Madris, y nada, que quería convidarte a que veas una revista que tenemos de cine y fotografía, que , ya que escribes, de pronto quisieras participar o leer cuando menos. Mírala en www.vistalsur.com y me cuentas si te parece.
Saludos

Madrizeleño dijo...

Ver Google Madrizeleno, JMJ, los Mundiales de Mandela...Madrid se insinúa como el centro Matriz (forma de la región) del Mapa Mundi, Iberia, los ibéricos...estar en Madrid es realmente estar en el mundo como madre joven para parir.