1 de julio de 2010

Musulmanes en Holanda, occidentales de segunda clase


La inmigración, tema candente en los Estados Unidos tras la aprobación de la Ley Arizona, es también una 'papa caliente' en Holanda. El discurso de odio en contra de los musulmanes cada vez gana más terreno. De hecho, el sentimiento anti-islámico protagonizó, el primer semestre de este año, la campaña para las elecciones parlamentarias.

Durante el mes que estuve en territorio holandés vi sorprendida el odio que muchos le tienen a los musulmanes y lo frecuente del tema migratorio en la agenda mediática: los holandeses, conocidos por ser abiertos a casi todo, se cuestionaban si estaban tolerando en su vida diaria a los inmigrantes.



Según cifras oficiales, el 20% de la población holandesa es extranjera, mayoritariamente de Aruba, Marruecos, Suriname y Turquía, y la tercera parte de ese porcentaje es musulmán.

Sobre la Holanda de ultraderecha va esta historia.

Las elecciones celebradas el 9 de junio en Holanda dieron como ganador a Mark Rutte, del Partido Liberal de Derechas, con ideas más de centro y menos radicales que las del líder del Partido Anti-islámico por la Libertad, Geert Wilders.

Wilders, favorito durante varios meses a ser Primer Ministro, es conocido en Europa y entre los musulmanes como promotor del discurso de odio en contra de todo lo que sea sinónimo del Corán. Su partido logró 25 escaños en el Parlamento, lo que lo convirtió en la tercera fuerza política holandesa y en el movimiento con más ganancia en la contienda al duplicar su número de sillas.

Este político de ultraderecha culpa reiteradamente a los inmigrantes no occidentales por la crisis financiera de su país, los llama colonizadores y ha propuesto deportaciones masivas, según informó Radio Netherlands.

El gobierno holandés llama no occidentales a todos aquellos provenientes o con padres nacidos en África, Latinoamérica, Asia o Turquía. Aunque los ciudadanos de las Antillas holandesas y Aruba ya son holandeses desde su nacimiento también son incluidos en este grupo.

Para validar su tesis, Wilders utiliza los resultados de un estudio que encargó a una firma de reconocida credibilidad. La investigación arrojó que la población musulmana le cuesta a Holanda 7,2 mil millones de euros anuales porque son ellos los más dados a utilizar la ayuda estatal en comparación con el ciudadano promedio.

En Holanda, por el contrario, no existe malestar con los norteamericanos. A este grupo se le considera pieza clave en el desarrollo económico del país dadas sus características: personas con alto nivel educativo, sin problemas de documentación y con facilidades para comunicarse porque hablan inglés o aprenden con el paso del tiempo neerlandés, el idioma oficial.

El ambiente anti-islámico ha desembocado en una segregación escolar en ciudades como Amsterdam. Los estudiantes provenientes de familias musulmanas estudian en los llamados black schools mientras los niños holandeses, o de origen occidental, pueden hacerlo en los white schools, ubicados en las zonas más pudientes de la capital.

Sobre la discriminación a inmigrantes se tejen todo tipo de historias: que la población autóctona trata cada vez menos con los marroquíes y turcos, que a la mayoría los contratan para oficios varios o que al inmigrante le va mejor llenando las solicitudes de empleo con nombres ficticios, que escondan su origen no occidental.

Tiede Boersma y Margot Meeuwig son pedagogos de la guardería De Platanen en Amsterdam, institución conformada por estudiantes holandeses y una que otra empleada musulmana (ver foto). A ambos los entrevisté mientras realizaba un artículo sobre el papel que juegan las guarderías en la integración de la sociedad holandesa. 

Tiede y Margot creen que los niños holandeses deben aprender a convivir con inmigrantes desde muy pequeños para construir una sociedad sin tantos prejuicios contra los musulmanes. Por eso, estos dos pedagogos no están de acuerdo con la división escolar que los padres de familia han creado en su país porque los niños aprenden desde temprana edad a etiquetar a las personas en los black y white schools

Tiede vive en un barrio multicultural al sur de Amsterdam y asegura que sus vecinos, provenientes de Europa oriental, Asia o las Antillas, tienen permiso de residencia, educación y recursos económicos para vivir cómodamente. Los ve como ciudadanos que le suman y no que le restan a la economía de su país. Para él la inmigración es una moneda con dos caras opuestas.
  1. Una que llama más la atención de la prensa por su brillo de sensacionalismo: Holanda preocupada por su futuro económico al ver en los extranjeros gente pobre y sin educación, que terminará acabando con la prosperidad europea. 
  2. Y la otra, el sello sin tanto brillo para la prensa, refleja a gente como él conviviendo pacíficamente con sus vecinos, sin cuestionamientos de por medio.
La tesis de Boersma pareciera tener asidero. Cifras estatales de 2009 mostraron que la brecha entre la población laboral de 25 a 35 años con alto nivel educativo se está cerrando cada vez más. Tanto los holandeses autóctonos (94%) como aquellos holandeses de origen no occidental (89%) acceden fácilmente al mercado laboral dado su alto nivel educativo.

Holanda atraviesa la más compleja de todas sus situaciones. Más allá de los retos que suponen el consumo regulado de marihuana o la legalidad de la prostitución, una mejor política de integración parece ser su gran asignatura pendiente. Entretanto, el continuo protagonismo de líderes como Wilders sólo ayuda a incrementar los estereotipos sobre la población musulmana y a incentivar la consolidación de una Holanda radical, estilo de vida que tanto le critican a los seguidores de Mahoma.

3 comentarios:

Ignacio A. Salom Rangel dijo...

Tatiana, no estoy de acuerdo con tu blog "Musulmanes en Holanda, occidentales de segunda clase". Yo vivo en Holanda desde Junio del 2002 y no me he sentido discriminado en ningun momento. Creo que el odio al que te refieres no es hacia los musulmanes en general, pero a aquellos musulmanes que no trabajan y se dedican a actividades delictivas. El nombre del partido de Geert Wilders es "Partido por la libertad (Partij Voor de Vrijheid)". Me parece que deberias buscar mas informacion antes de publicar un blog sobre un tema tan delicado.

Tatta Velásquez dijo...

Hola Ignacio, agradezco tu comentario aún cuando no estés de acuerdo con lo que planteo. Sencillamente he escrito sobre una realidad que vi de cerca durante el mes que estuve de visita. Y, por supuesto, la intención no es generalizar. Si así lo he hecho, entonces lo tendré en cuenta para no cometer el mismo error en futuras publicaciones. Y tienes razón, escribo como extranjera. Pero, también como extranjera me llamó la atención el protagonismo mediático sobre el discurso de odio en contra de los musulmanes y las conversaciones que escuché sobre el tema. Me alegro que a ti no te hayan descriminado, pero lo que vi como periodista durante un mes me demostró que hay polarización sobre el tema y que se extiende más allá de los musulmanes que calificas de delincuentes...
En cuanto al nombre del partido, chécalo tú mismo... En todos los medios más importantes de Holanda lo registran así, Partido Anti-islámico por la Libertad...
Saludos y lamento que no estés de acuerdo, pero bueno es la opinión de lo que vi... Tú hablas en nombre de los que no discriminan, yo vi la historia de a quienes sí discriminan...
Tatiana

Tatta Velásquez dijo...

Ignacio, olvidé agregar en el comentario anterior que el post básicamente muestra el discurso de odio impulsado por Geert Wilders y la otra cara de la moneda: holandeses diciendo que la prensa lo exagera todo y en el día a día, según ellos, todo es perfecto porque nadie discrimina a nadie y todos se toleran. Me alegra ver que también dices lo mismo y que como extranjero no hagas parte de los casos de discriminación mencionados reiteradamente en portales web y en periódicos.
Saludos,
Tatiana