9 de noviembre de 2009

EU: un año después, el aterrizaje forzoso

Así lucía el 18 de enero de este año el malecón de Wilmington. La gente se agolpó a esperar al que dos días después juraría como presidente. Barack Obama pronunció un discurso de no más de 10 minutos en medio de un gran entusiasmo y cubrimiento mediático. Su corta visita a esta ciudad de Delaware hizo parte de su recorrido en tren por los estados cercanos a Washington el fin de semana anterior de su llegada a la Casa Blanca.


La palabra realidad finalmente se interpone entre los estadounidenses y su Presidente. Los mismos que eligieron a Barack Obama hace un año con la ilusión de obtener un país distinto de la noche a la mañana son los mismos que hoy se sienten decepcionados y traicionados.

El ambiente que se vivió el 4 de noviembre de 2008 fue completamente distinto al que se siente hoy entre los habitantes de este país. Recuerdo que justo hace un año estaba en Filadelfia mientras los ciudadanos decidían si la presidencia sería para John McCain o Barack Obama.



En las principales intersecciones de la ciudad de los Philies habían grupos de afroamericanos con banderas y retratos del entonces candidato demócrata. Gritaban una y otra vez que sí creían en una nación diferente. “We can believe in change”. (Podemos creer en el cambio).

Las casas tenían en las ventanas alguna insignia azul o roja que mostraba la afiliación política de sus residentes. El rojo de los republicanos y el azul de los demócratas eran, sin duda, los colores que prevalecían aquel martes de elecciones presidenciales. Un país completamente sumergido en recesión económica más una imagen a nivel internacional desgastada eran los dos grandes retos que debía enfrentar el ganador.

Cuando se dio a conocer que Barack Obama reemplazaría a George W. Bush, la atención nacional e internacional se centró en el hito que el afroamericano desde ya marcaba: pasaba a la historia por convertirse en el primer presidente de raza negra en ocupar la Casa Blanca. Justo, a pocos metros de donde Martin Luther King Jr. pronunció en 1963 I have a Dream (Tengo un sueño), discurso para clamar por la abolición de la segregación.

Sí, no cabe duda. Con su sola elección, Barack Obama se convirtió en un personaje de los tiempos modernos. Sin embargo, un año después, el país le está pasando factura. Desde ayer, los medios de derecha y de izquierda no han dejado de cuestionarlo y de poner en duda el cambio que prometió. (Maybe, we can belive in change).

La manera como Obama era visto 12 meses atrás podría calificarse de utópica. Cansados tras ocho años de Bush, los norteamericanos sólo querían encontrar un candidato que representara una concepción completamente opuesta.

En aquel momento, le hice una entrevista al presidente del Colegio de Republicanos de la Universidad de Delaware. Sus declaraciones fueron premonitorias. Bill Rivers calificó de “increíblemente altas e irreales” las esperanzas de cambio suscitadas por Obama.  Además, dijo que tantas expectativas podrían terminar en decepción a mediados de este año y con un Barack desanimado por no poder colmarlas.

Y es que pese a sacar la economía de los cuidados intensivos en que se encontraba, la administración Obama sigue enfrentando la incertidumbre que sienten sus ciudadanos. La gente ha comenzado a desesperarse, y los analistas no han dudado en decir que prueba de ello fue lo sucedido en las elecciones locales para escoger alcaldes y gobernadores. Virginia y Nueva Jersey quedaron en manos de los republicanos pese al esfuerzo que Obama hizo en esos estados para que los representantes demócratas fueran los elegidos.

El entusiasmo de Obama en la presidencia pareciera ir cediendo terreno.  Las decisiones que tomó cuando estaba recién posesionado fueron, sin duda, 180 grados opuestas a las de su antecesor y sirvieron para validar sus enérgicas promesas de campaña. Para la muestra la suspensión por 120 días de los juicios en la prisión de Guantánamo, el apoyo a las organizaciones pro aborto con fondos federales, el espaldarazo a la comunidad científica en las investigaciones con células madre en embriones humanos, el anuncio de retirar por completo las tropas americanas de Iraq para 2010, y su guiño a Cuba con el levantamiento a las restricciones de vuelos y remesas.

Sin embargo, es inviable que Guantámano esté cerrada a comienzos del año entrante y que Iraq se quede sin la presencia norteamericana tras los atentados recientes. Así mismo, el posible envío de más tropas a Afganistán y un paquete económico que no convence son dos escenarios que le siguen restando puntos a su popularidad. Ni hablar del debate que se ha generado por su propuesta para reformar la salud.

No todo ha sido malo en su primer año de gobierno. Obama podría terminar el 2009 con un proyecto de salud convertido en ley.  Así, demostraría qué tanto poder de oratoria tiene en su país. Ese poder de oratoria fue el que le sirvió para ganar el premio Nobel de la Paz 2009.  No cabe duda, que Obama ha logrado restablecer la imagen de Estados Unidos en el exterior.

El Obametrómetro, iniciativa del diario St Petersburg Times para seguirle la pista a cada acción del Presidente, asegura que de las 515 promesas que realizó como candidato, ha cumplido 52, está trabajando en 133, ha roto siete, tiene 14 dilatadas, y ha reconsiderado 14 más para poder hacerlas realidad. El resto de promesas aún no han sido evaluadas. (A fecha del 5 de noviembre de 2009).

Por sí solas, las cifras parecieran mostrar que el Presidente ha sido coherente con lo que prometió siendo candidato. Pero, la dosis de romanticismo con la que inició su gobierno ha quedado atrás. Obama enfrenta las dificultades propias que impone el tener que gobernar uno de los países más poderosos y ricos del mundo. Otros lo llaman los costos de la real politik.




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4 comentarios:

Aimé dijo...

¿No será que esperan demasiado de Obama?

Tatta Velásquez dijo...

Isis, sin duda, hay muchas expectativas puestas en lo que Barack Obama pueda hacer debido al hito que representó, o más bien sigue representando, su elección como presidente de los Estados Unidos.

Creo además que su discurso ha estado cargado de una alta dosis de emotividad que logra convencer a muchos del cambio que puede lograr. Desafortunadamente, el nuevo ritmo que quiere imponer parece que tomará más tiempo. También es cierto que ha habido mucho romanticismo de por medio. Sin embargo, no puede desconocerse lo que ha logrado en sus primeros meses como presidente.

Un abrazo
Tatiana

Unknown dijo...

He Leido la mayoria de tus blog y la verdad eres una periodistas exelente Dios Te Bendiga!!

Tatta Velásquez dijo...

Stefy gracias mil por tu comentario y amén por tus bendiciones... Mis mejores deseos para ti también... Espero sigas esta semana la tercera parte de Mitos rotos (en serie) en la tierra del Tío Sam....
Un abrazo fuerte...

Tatta