23 de junio de 2010

En Holanda los niños tienen voz y voto

Como reportera de temas sociales he visto de cerca las pocas oportunidades con las que viven la mayoría de menores en Colombia. Es común observar a bebés en condiciones precarias, desde sus primeros días, mientras sus padres hacen lo que pueden para criarlos con poco. En estas familias, sin necesidades básicas resueltas, es mucho pedir que los pequeños no sean vistos como seres inferiores, que sólo deben callar y obedecer.



En un artículo web publicado en 2006 por Caracol Radio, el Procurador de entonces decía que:
  • “150 mil niños al año no son registrados”,
  • “500 mil desconocen quienes son sus padres porque fueron abandonados desde pequeños”,
  • 6 millones de los 16 millones de niños colombianos viven en extrema pobreza y 2 millones en la indigencia,
  • y 750 mil dejan el colegio “por física hambre”.
Al otro lado del Atlántico, observé a menores siendo tratados como personas con voz y voto, en medio de necesidades básicas resueltas y dígase tambien con una que otro lujo.

Las visitas a guarderías y colegios en Holanda hicieron parte de un curso organizado, por la Bernard van Leer Foundation y Radio Netherlands, para recordarnos a 6 periodistas cómo contar historias sobre niños más allá del sensacionalismo producido por los abusos o la negligencia.

Una visita al Bilal School en la ciudad de Amersfoort me dejó gratas impresiones. Carmen, periodista de República Dominicana, y yo vimos a un grupo de holandeses, de no más de 8 años, argumentando y votando para decidir quiénes limpiarían el baño y organizarían el armario del salón mientras la profesora Marion van Herp los observaba en silencio y vigilaba que el orden imperara.

Los estudiantes de 4º grado suelen repetir la misma rutina para sus debates —organizados dos veces por mes—: llegan a la clase con sus argumentos preparados, escogen un coordinador, exponen sus propuestas y al final deciden en grupo. “Es una manera de enseñarles a discutir usando las palabras y no las manos”, dijo van Herp refiriéndose a las herramientas que sus estudiantes utilizan para debatir como ciudadanos desde temprana edad.

Lo que pasa en este colegio no parece ser un hecho aislado en Holanda. En una guardería de Hilversum, una ciudad a 40 minutos de Amsterdam, la coordinadora me comentaba que todo está tan estrictamente regulado y organizado a favor de los niños, que si uno de ellos se siente intimidado le pone la queja a sus padres y estos sabrán cómo proceder ante las autoridades. Si son los padres los abusadores, la Oficina de Protección al Menor estará alerta para tomar el caso y poner a salvo, cuanto antes, al niño o adolescente.

En la misma entrevista una madre se quejaba de las muchas libertades que un niño puede tener en Holanda. Decía que a veces es difícil sobrellevar a un menor que todo lo controvierte. “Yo los escucho (a sus dos hijos) y los dejo opinar, pero les recuerdo que mamá sigue teniendo la última palabra”.

NO TODO ES PERFECTO
Los abusos a menores en Holanda se han incrementado con la crisis económica, según expertos en el tema. El Ministerio de Justicia estima que 107.200 niños menores de 17 años —3% de la población infantil— sufre anualmente algún tipo de abuso.

Ingeborg Galama, asesora jurídica de la Oficina de Protección al Menor, nos explicó a una periodista sudafricana y a mi que con el aumento de los casos de maltrato las listas en espera también han subido, por lo que muchas denuncias sólo son atendidas cuando los empleados públicos logran resolver los problemas que inicialmente llegaron a sus despachos.

PEQUEÑOS EJERCICIOS,
GRANDES ENSEÑANZAS
Independiente de las dificultades comunes de cualquier sociedad, Holanda se diferencia por darle protagonismo a sus niños. La actividad del Bilal School así lo refleja. Con el debate, una actividad sencilla, pero con profundo significado, un grupo de ciudadanos aprende desde niños a levantar la voz, a decir qué les gusta y qué no, y también a argumentar. Mientras presenciaba a estos niños en su ejercicio democrático me fue inevitable recordar cómo en Colombia hay menores que no tienen la oportunidad de aprender a debatir.

Sí, Colombia y Holanda poco tienen en común. Pero, más allá de las opuestas realidades política, económica y social hay cosas básicas que deberían prevalecer, como el buen trato a los niños. Tenerlos en cuenta, dejarlos que se expresen y enseñarles a argumentar es algo básico para la construcción de un mejor país. Sólo así los hombres del mañana aprenderán desde hoy, siendo niños, a respetar al otro, a dejarlo hablar y a no condenarlo por pensar diferente.

2 comentarios:

Kelly1986 dijo...

Exelente, me alegra que estes triunfando y como siempre te digo que tu sueño de viajar no se quedo en eso un sueño es una relaidad hoy por hoy, te felcito de todo corazon te felcito y siempre te recuerdo. Que Dios te bendiga Tatty...Un abrazo..

Tatta Velásquez dijo...

Kelly, qué divino tu comentario!!!
Mil gracias por tu buena vibra, por leer el blog, y por recordar nuestras conversaciones!!!
Cómo olvidar tantos sueños compartidos...
Saludos!!!!
Espero verte pronto!!!!
Bendiciones para ti también!!!